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Resumen de la republica de platon
Sócrates
La intención principal del debate en la República es determinar una definición ampliada de lo que constituye la Justicia en un estado dado, si un concepto de Justicia puede ser determinado por los ciudadanos en un estado dado en el momento en que Platón está escribiendo, y cómo se puede lograr la Justicia en un estado dado (cómo se podrían promulgar leyes que sirvieran a los ciudadanos de un estado justo en los tribunales de justicia). Así es como la conversación en la República procede de una cuestión de significado (¿qué es la justicia?), aumentada por cuestiones de hecho (¿hay ejemplos de justicia en acción o de hombres justos?), a una cuestión de política (¿qué leyes pueden ser efectuadas para asegurar el transporte de la justicia?). Por supuesto, si un estado determinado pudiera fundarse en la resolución y emulación de tales preceptos, sería un estado ideal; Platón es generalmente reconocido como un filósofo idealista.
El argumento expuesto en este diálogo, pues, es un intento de esbozar una política posible y realista para asegurar el bienestar y la concordia feliz (la vida buena) de los ciudadanos del Estado: ciudadanos justos que habitan en un Estado justo. La República, recordamos, se traduce de un diálogo escrito por primera vez en griego antiguo; quizá una mejor traducción de su título podría ser el Estado, o el Estado ideal.
Resumen y análisis de la república de platón
Desde mediados del siglo XIX, la República es el diálogo más famoso y leído de Platón. Como en la mayoría de los diálogos platónicos, el personaje principal es Sócrates. Se acepta generalmente que la República pertenece a los diálogos del período medio de Platón. En los primeros diálogos de Platón, Sócrates refuta los relatos de sus interlocutores y la discusión termina sin una respuesta satisfactoria al asunto investigado. En la República, sin embargo, encontramos a Sócrates desarrollando una posición sobre la justicia y su relación con la eudaimonia (felicidad). Ofrece un argumento largo y complicado, pero unificado, en defensa de la vida justa y su necesaria conexión con la vida feliz.
Sócrates y Glaucón visitan el Pireo para asistir a un festival en honor de la diosa tracia Bendis (327a). Son conducidos a la casa de Polemarco (328b). Sócrates habla con Céfalo sobre la vejez, los beneficios de ser rico y la justicia (328e-331d). Uno no afirmaría que es justo devolver las armas que se deben a un amigo loco (331c), por lo que la justicia no es ser veraz y devolver lo que se debe como afirma Céfalo. Sigue la discusión entre Sócrates y Polemarco (331d-336b).
Alegoría de la caverna
La República (en griego: Πολιτεία, trad. Politeia; en latín: De Republica[1]) es un diálogo socrático, escrito por Platón hacia el año 375 a.C., sobre la justicia (δικαιοσύνη), el orden y el carácter de la ciudad-estado justa, y el hombre justo. [2] Es la obra más conocida de Platón, y ha demostrado ser una de las obras de filosofía y teoría política más influyentes del mundo, tanto intelectual como históricamente[3][4].
En el diálogo, Sócrates habla con varios atenienses y extranjeros sobre el significado de la justicia y sobre si el hombre justo es más feliz que el injusto[5]. Consideran la naturaleza de los regímenes existentes y luego proponen una serie de diferentes ciudades hipotéticas en comparación, que culminan en Calípolis (Καλλίπολις), una ciudad-estado utópica gobernada por un rey-filósofo. También discuten la teoría de las formas, la inmortalidad del alma y el papel del filósofo y de la poesía en la sociedad[6] El escenario del diálogo parece ser durante la Guerra del Peloponeso[7].
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República
… Según Platón, el alma humana se compone de tres partes -una apetitiva, una espiritual y una racional- que tiran de los individuos en distintas direcciones. Tal y como lo expresa Platón en la República, nos pide que veamos al ser humano como si estuviera compuesto por una bestia de varias cabezas, un león y un humano. Cada uno de ellos tira del alma humana en una dirección diferente, ya que compiten por el dominio. Sin embargo, en última instancia, es nuestra elección alimentar a una u otra. Podemos elegir alimentar a la bestia de múltiples cabezas. Pero una vida en la que lo hacemos se convierte en una en la que nos consumimos a nosotros mismos, en la que nunca estamos satisfechos, sino que siempre estamos en guerra con nosotros mismos. Podemos elegir alimentar al león, pero entonces nos convertimos en víctimas de nuestro propio deseo de honor u orgullo. Sólo alimentando lo humano conseguiremos un alma armoniosa, una naturaleza plena y una vida humana feliz.
Los sabios que persiguen esa virtud no dejarán por ello de reconocer el valor de las otras partes del alma. Pero sabrán satisfacer las necesidades del alma inferior en la medida adecuada. Mediante el cultivo de un carácter virtuoso, los individuos son capaces de poner las partes inferiores de su alma bajo el control de su alma racional.