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Argumentos en contra de la independencia de cataluña
La independencia de cataluña explicada
La Constitución española no es excepcional a la hora de garantizar la soberanía nacional y la integridad territorial de sus fronteras y, de hecho, está en línea con otras naciones democráticas occidentales como Estados Unidos, Francia, Italia y Alemania. En una reciente sentencia sobre la hipotética secesión de Baviera, por ejemplo, el Tribunal Constitucional alemán indicó que los estados federados no son soberanos, sino que forman parte de la República Federal de Alemania, donde las cuestiones de soberanía nacional corresponden a todo el pueblo alemán.
Quizá la consecuencia más trágica y duradera de este momento político sea el efecto que está teniendo en la opinión pública, erosionando la idea del Estado y del Estado de Derecho dentro de un marco democrático que garantiza nuestros derechos y libertades individuales. Después de cinco años de continuas invectivas vomitadas por políticos y comentaristas independentistas contra la Constitución española de 1978, este tipo de discurso antisistema deprimente, que desprecia nuestros logros democráticos tan duramente conseguidos, no sólo se está tolerando, sino que se está normalizando.
Referéndum de independencia de cataluña
Los catalanes no bailan flamenco y han prohibido las corridas de toros por considerarlas crueles y bárbaras. Forman parte de una nación distinta y orgullosa con su propia lengua, historia, cultura y bandera, y esa identidad propia ha sobrevivido a los brutales intentos de Franco de suprimir la lengua catalana en las décadas posteriores a la Guerra Civil. Los partidarios de la independencia argumentan que su lengua y su cultura no son suficientemente respetadas por el gobierno central español, y les preocupa que, a menos que se haga algo, su cultura sea absorbida.
Nos arriesgamos a abrir la caja de Pandora si Cataluña se independiza. Los nacionalistas de Escocia, Flandes, Padania, Madeira, Baviera, Escania y otros lugares también claman por la independencia (¡y eso sólo en Europa Occidental!). Europa podría acabar dividida en un mosaico de microestados en disputa, cada vez más reducidos. En un momento de profunda crisis y de creciente nacionalismo populista, la prisa por separarse podría crear un peligroso potencial de conflicto.
Cada año, los catalanes se ven obligados a contribuir con miles de millones de sus impuestos duramente ganados a las arcas del gobierno español en Madrid (pagando unos diez mil millones más de lo que recibe). Estas exigencias han endeudado a Cataluña y han dejado a un país rico con dificultades para proporcionar servicios básicos a su propia población. La negativa del gobierno de Madrid a conceder a Cataluña incluso la autonomía fiscal básica de la que goza el País Vasco demuestra que, según este argumento, sólo a través de la independencia podrá Barcelona tomar el control de sus finanzas y de su futuro económico. La ruptura puede ser suave y no hay ninguna razón por la que la República Catalana no pueda permanecer en la Unión Europea, en la zona euro y en el espacio Schengen.
Bandera independentista de cataluña
Este artículo trata sobre la comunidad autónoma española. Para la entidad política histórica, véase Principado de Cataluña. Para otros usos, véase Cataluña (desambiguación) y Cataluña (desambiguación).
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La mayor parte del territorio (excepto el Valle de Arán), se encuentra en el noreste de la Península Ibérica, al sur de la cordillera de los Pirineos. Cataluña está formada por cuatro provincias: Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona. Barcelona, la capital y la ciudad más grande, es el segundo municipio más poblado de España y la quinta zona urbana más poblada de la Unión Europea[11]. Comprende la mayor parte del antiguo Principado de Cataluña (con el resto del Rosellón que ahora forma parte de los Pirineos Orientales de Francia). Limita con Francia (Occitanie) y Andorra al norte, con el mar Mediterráneo al este y con las comunidades autónomas españolas de Aragón al oeste y Valencia al sur. Las lenguas oficiales son el catalán, el español y el dialecto aranés del occitano[12].
Es cataluña un país
España ha sido un gran amigo de Estados Unidos, tanto como miembro de la OTAN como socio comercial. Es un importante contribuyente neto al orden mundial basado en normas -más de 2.000 tropas españolas participan en numerosas misiones de la ONU en todo el mundo- y gasta alrededor de 1.500 millones de dólares anuales en ayuda exterior. España también tiene intereses compartidos en la mejora de la democracia en Venezuela, apoya en gran medida los objetivos de una democracia plena en Cuba y ha participado en el aspecto de la seguridad en el Sahel. El actual gobierno nacional español ha expresado su apoyo a la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP), un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Europa. En definitiva, España es un socio fiable de Estados Unidos.
Cuando el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, era ministro del Interior, fue uno de los primeros altos cargos en acudir a Estados Unidos para reunirse con la administración Bush tras los atentados del 11-S para señalar la cooperación de España con Estados Unidos en la Guerra contra el Terrorismo. Rajoy es también el líder del Partido Popular (PP), del que salieron amigos de Estados Unidos como José María Aznar y Ana Palacio. Estos amigos nuestros estuvieron dispuestos a enviar tropas a Irak y Afganistán a pesar de la fuerte desaprobación en España. Este apoyo, junto con los atentados terroristas de Al Qaeda en Madrid justo antes de las elecciones generales de 2004, le costó el gobierno al PP y la carrera política a nuestros amigos. Escribí sobre nuestro potencial de asociación cuando el presidente Rajoy fue elegido en 2011.