Como viajar en el tiempo con la mente

cronestesia

En psicología, el viaje mental en el tiempo es la capacidad de reconstruir mentalmente acontecimientos personales del pasado (memoria episódica), así como de imaginar posibles escenarios en el futuro (previsión episódica / pensamiento futuro episódico). El término fue acuñado por Thomas Suddendorf y Michael Corballis,[1] basándose en

Los viajes mentales en el tiempo han sido estudiados por psicólogos, neurocientíficos cognitivos, filósofos y otras disciplinas académicas. [4] [5] Las principales áreas de interés incluyen la naturaleza de la relación entre la memoria y la previsión,[6] [7] la evolución de la capacidad (incluyendo si es exclusivamente humana o compartida con otros animales),[8] [9] su desarrollo en los niños pequeños,[10] [11] sus mecanismos cerebrales subyacentes,[12] [13] así como sus posibles vínculos con la conciencia,[14] el yo,[15] y el libre albedrío[16].

La memoria declarativa se refiere a la capacidad de almacenar y recuperar información que puede expresarse explícitamente, y consiste tanto en hechos o conocimientos sobre el mundo (memoria semántica) como en detalles autobiográficos sobre las propias experiencias (memoria episódica)[17] Tulving (1985) sugirió originalmente que la memoria episódica implicaba una especie de conciencia “autonoética” (“autoconocimiento”) que requería la experiencia subjetiva en primera persona de los acontecimientos vividos previamente, mientras que la memoria semántica se asocia con la conciencia “noética” (de conocimiento) pero no requiere tal simulación mental[18].

técnicas para viajar en el tiempo

¿Crees en los viajes en el tiempo? Cada vez que recordamos algo del pasado o imaginamos algo que ocurrirá en el futuro, realizamos un viaje mental en el tiempo. Los científicos han descubierto que, tanto si viajamos mentalmente al pasado como al futuro, se activan algunas de las mismas regiones del cerebro. Una de esas regiones es el hipocampo, una estructura cerebral famosa por su papel en la creación de recuerdos a largo plazo. Los daños en el hipocampo provocan problemas de memoria, pero también perjudican la capacidad de imaginar experiencias futuras. Esta conexión cerebral entre recordar el pasado y pensar en el futuro sugiere que la memoria, la planificación y la toma de decisiones pueden estar profundamente relacionadas. La capacidad de formar recuerdos nos permite rememorar el pasado. Pero quizá la capacidad de formar recuerdos también evolucionó para permitirnos pensar y planificar el futuro.

Empecemos con un acertijo. Intenta averiguar cómo lanzar una pelota de ping-pong para que recorra una distancia corta, se detenga y luego invierta su dirección. No puedes lanzar la pelota de forma que vuelva a curvarse hacia ti (como un frisbee), y la pelota no puede tocar ni estar pegada a ningún objeto [1]. ¿Qué puedes hacer? La solución a este acertijo se describe en la siguiente nota1. Sí, es una solución sencilla. No te preocupes si no lo has descubierto inmediatamente, mucha gente no lo hace. La pregunta interesante es por qué. Algunos han argumentado que la gente tiene dificultades para resolver este acertijo porque los escenarios que somos capaces de imaginar están limitados por nuestras experiencias pasadas en el mundo. Estamos acostumbrados a ver pelotas de ping-pong moviéndose en horizontal. Así que, cuando vemos la pelota en el ojo de nuestra mente, es difícil imaginarla moviéndose verticalmente hacia el cielo, porque simplemente no hemos presenciado muchas pelotas de ping-pong volando hacia arriba y hacia abajo. En este artículo, describiremos las pruebas científicas de la relación entre la memoria y la imaginación y discutiremos por qué esta relación desempeña un papel en muchos aspectos de nuestro comportamiento y, en concreto, en cómo tomamos decisiones.

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viaje mental en el tiempo

“El TIEMPO es una carretera sin bifurcaciones, intersecciones, salidas ni giros”. Con esta frase, el neurocientífico Dean Buonomano expone la esencia de su nuevo libro, Tu cerebro es una máquina del tiempo, y una intrigante diferencia entre el modo en que los animales navegamos por el tiempo y el espacio.

El tiempo natural es lo que preocupa a los físicos. ¿Es el tiempo real? ¿O es el paso del tiempo una ilusión, y existen todos los momentos del tiempo de la misma manera que existen todas las coordenadas del espacio? Los neurocientíficos, en cambio, se preocupan por el tiempo del reloj y el tiempo subjetivo.

Para explicar el tiempo natural, físicos y filósofos apuestan por el eternalismo, según el cual el pasado, el presente y el futuro son todos igualmente reales. “El presente no tiene nada de especial: en el etarismo el ahora es al tiempo como el aquí es al espacio”, escribe Buonomano.Publicidad

La otra explicación principal del tiempo natural es el presentismo, según el cual sólo el momento presente es real, una visión que coincide con nuestro sentido del tiempo subjetivo. El pasado ya no existe, el futuro aún no ha sucedido. “Los neurocientíficos son implícitamente presentistas”, dice Buonomano. “Pero, a pesar de su atractivo intuitivo, el presentismo es el menos favorecido… en la física y la filosofía”.

viajar en el tiempo

¿Crees en los viajes en el tiempo? Cada vez que recordamos algo del pasado o imaginamos algo que ocurrirá en el futuro, realizamos un viaje mental en el tiempo. Los científicos han descubierto que, tanto si viajamos mentalmente al pasado como al futuro, se activan algunas de las mismas regiones del cerebro. Una de esas regiones es el hipocampo, una estructura cerebral famosa por su papel en la creación de recuerdos a largo plazo. Los daños en el hipocampo provocan problemas de memoria, pero también perjudican la capacidad de imaginar experiencias futuras. Esta conexión cerebral entre recordar el pasado y pensar en el futuro sugiere que la memoria, la planificación y la toma de decisiones pueden estar profundamente relacionadas. La capacidad de formar recuerdos nos permite rememorar el pasado. Pero quizá la capacidad de formar recuerdos también evolucionó para permitirnos pensar y planificar el futuro.

Empecemos con un acertijo. Intenta averiguar cómo lanzar una pelota de ping-pong para que recorra una distancia corta, se detenga y luego invierta su dirección. No puedes lanzar la pelota de forma que vuelva a curvarse hacia ti (como un frisbee), y la pelota no puede tocar ni estar pegada a ningún objeto [1]. ¿Qué puedes hacer? La solución a este acertijo se describe en la nota a pie de página1. Sí, es una solución sencilla. No te preocupes si no lo has descubierto inmediatamente, mucha gente no lo hace. La pregunta interesante es por qué. Algunos han argumentado que la gente tiene dificultades para resolver este acertijo porque los escenarios que somos capaces de imaginar están limitados por nuestras experiencias pasadas en el mundo. Estamos acostumbrados a ver pelotas de ping-pong moviéndose en horizontal. Así que, cuando vemos la pelota en el ojo de nuestra mente, es difícil imaginarla moviéndose verticalmente hacia el cielo, porque simplemente no hemos presenciado muchas pelotas de ping-pong volando hacia arriba y hacia abajo. En este artículo, describiremos las pruebas científicas de la relación entre la memoria y la imaginación y discutiremos por qué esta relación desempeña un papel en muchos aspectos de nuestro comportamiento y, en concreto, en cómo tomamos decisiones.

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