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Ejercicios para prevenir el alzheimer
ejercicios de fisioterapia para pacientes con demencia
La enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia, se caracteriza por la acumulación de dos tipos de proteínas en el cerebro: los ovillos (tau) y las placas (amiloide-beta). Con el tiempo, el Alzheimer mata las células cerebrales y acaba con la vida de las personas.
Ejercicio. “La evidencia más convincente es que el ejercicio físico ayuda a prevenir el desarrollo del Alzheimer o a ralentizar la progresión en las personas que tienen síntomas”, dice el doctor Marshall. “La recomendación es 30 minutos de ejercicio aeróbico moderadamente vigoroso, de tres a cuatro días por semana”.
Seguir una dieta mediterránea. “Se ha demostrado que esto ayuda a frustrar el Alzheimer o a ralentizar su progresión. Un estudio reciente demostró que incluso el cumplimiento parcial de una dieta de este tipo es mejor que nada, lo cual es relevante para las personas a las que les puede resultar difícil adherirse por completo a una nueva dieta”, dice el doctor Marshall. La dieta incluye verduras y frutas frescas, cereales integrales, aceite de oliva, frutos secos, legumbres, pescado, cantidades moderadas de aves de corral, huevos y productos lácteos, cantidades moderadas de vino tinto y carne roja sólo con moderación.
ejercicios cerebrales para el alzheimer
Según Thomas y sus colegas, el deterioro cognitivo leve amnésico es un precursor del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, y los ensayos clínicos basados en estrategias antiamiloides para prevenir el deterioro han fracasado en su mayoría. Sin embargo, los estudios han demostrado que el ejercicio aeróbico es un método de prevención de la enfermedad de Alzheimer de bajo coste y potencialmente eficaz.
En el presente ensayo clínico prospectivo, Thomas y sus colegas inscribieron a 30 participantes de 60 años o más con deterioro cognitivo leve amnésico en un grupo de entrenamiento de ejercicio aeróbico o en un grupo de entrenamiento de estiramiento/control durante 12 meses. Tres veces por semana, ambos grupos realizaron entre 25 y 30 minutos de entrenamiento, con un aumento gradual de la frecuencia y la duración a lo largo del tiempo.
Los resultados mostraron una mejora del 47% en algunas puntuaciones de memoria después de 1 año entre el grupo de ejercicio aeróbico, en comparación con un cambio mínimo entre el grupo de estiramiento. Las imágenes cerebrales en reposo del grupo de ejercicio aeróbico, tomadas al principio y al final del estudio, mostraron un aumento del flujo sanguíneo en el hipocampo y el córtex cingulado anterior, ambos asociados a la función de la memoria.
ejercicios de fisioterapia para el alzheimer
Hay pocas dudas de que el ejercicio regular mejora la salud. Ayuda a reducir la presión arterial, a mejorar los niveles de azúcar en sangre, a disminuir el perímetro de la cintura, a mejorar el estado físico, a mantener el peso, a mejorar el estado de ánimo y a disminuir la ansiedad.1-4 Estos beneficios son especialmente importantes para las personas con la enfermedad de Alzheimer, que a menudo tienen enfermedades crónicas comórbidas y cambios en el estado de ánimo. Además, el ejercicio regular puede ayudar a ralentizar el deterioro cognitivo progresivo de las personas con la enfermedad de Alzheimer.5 Las personas con la enfermedad de Alzheimer o sus cuidadores pueden preguntarse si el ejercicio regular es seguro y qué ejercicios deben realizarse. Entonces, ¿qué tipo de ejercicio deberían hacer las personas con la enfermedad de Alzheimer?
El modelo FITT proporciona una manera fácil de pensar en los ejercicios apropiados para las personas con la enfermedad de Alzheimer. El FITT se utiliza para describir la frecuencia, la intensidad, el tiempo y el tipo de ejercicio. El gobierno de los EE.UU. tiene directrices para la realización de ejercicios6 que cubren todos los componentes del modelo FITT y pueden utilizarse como guía para las personas con la enfermedad de Alzheimer. Veamos cada uno de estos componentes.
el ejercicio aeróbico revierte los síntomas del alzheimer
ResumenLos factores de envejecimiento, genéticos, médicos y de estilo de vida contribuyen al riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Alrededor de un tercio de los casos de demencia son atribuibles a factores de riesgo modificables, como la inactividad física, el tabaquismo y la hipertensión. Con el aumento de la prevalencia y la falta de fármacos neuroprotectores, se ha renovado la atención a las estrategias de prevención de la demencia a lo largo de la vida. Los neurólogos se encuentran con muchas personas con factores de riesgo de demencia y con frecuencia se les pregunta si los cambios en el estilo de vida pueden ayudar. El ejercicio ha surgido como una intervención clave para influir positivamente en la cognición, incluyendo la reducción del riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la edad y la demencia. Este artículo se centra en la evidencia actual de la inactividad física como un factor de riesgo de demencia modificable y tiene como objetivo apoyar a los neurólogos cuando se discute la reducción del riesgo.