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Reparto de tareas domesticas en españa
Tareas domésticas masculinas
La psicología de la salud laboral promueve la prevención de riesgos laborales interviniendo tanto en la organización como en la persona, pero también en la interfaz trabajo-familia. Busca la bondad de ajuste entre estas dimensiones para reducir los riesgos psicosociales en la salud laboral y, al mismo tiempo, mejorar la eficacia organizativa. El efecto de los estresores psicosociales en el trabajo no se queda en la esfera laboral, ya que se extiende también a la vida personal. Esta permeabilidad entre los ámbitos familiar y laboral ha producido que el conflicto trabajo-familia (CFT) sea uno de los riesgos psicosociales que más atención ha recibido durante los últimos años (Eby et al., 2005; Ammons y Kelly, 2015; French et al., 2017; Lapierre et al., 2017; Wayne et al., 2017; Carvalho et al., 2018). El WFC afecta negativamente tanto a la salud como a la vida en general, como el rendimiento y la satisfacción laboral dentro del contexto organizacional, pero también aumenta las tasas de conflicto y disminuye la satisfacción familiar. Desde esta perspectiva, y en un contexto de sociedad más tecnológica y digitalizada, la igualdad de género en el trabajo es una cuestión de suma importancia, que debe comenzar con una igualdad de género en el hogar. El objetivo de este estudio es comprobar si la desigual implicación en las tareas domésticas entre hombres y mujeres se asocia a un mayor CFM en las mujeres, y explicarlo en términos que integren los conocimientos de los estudios de género.
Tareas domésticas desiguales
Cuerpo del artículoConseguir que los niños adquieran el hábito de colaborar en las tareas domésticas puede empezar a los dos años, haciéndoles guardar sus juguetes cuando terminen de jugar con ellos. A los doce años, hay pocas tareas domésticas que un adolescente no deba dominar. Y una vez que se saquen el carné de conducir, es conveniente asignarles recados como ir al supermercado o recoger la ropa de la tintorería.
¿Quién tiene jurisdicción sobre la habitación de un adolescente? Esta cuestión ha dividido a padres y adolescentes desde la Edad de Piedra, cuando el primer adolescente de las cavernas fue reprendido por dejar siempre sus pieles de oso y bisonte en el suelo.
Escuchemos a ambas partes. Los adolescentes insistirán en que es su habitación, y que deberían poder hacer lo que quieran en ella. Si eso incluye dejar una carrera de obstáculos de trastos, ropa y revistas en el suelo, es su problema.
Los padres replicarán que puede ser la habitación del adolescente, pero que es su casa, y que lo que ellos digan es válido. Lo que sigue es un compromiso: deje que su hijo tenga su habitación tan desordenada como quiera, siempre que no tenga que llamar a Sanidad.
Experiencia personal de la desigualdad de género
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Cambio de los roles de género en la familia
Entre 2008 y 2015, la población de la UE dedicó una media de 8 a 9 horas diarias a dormir, de 4½ a 6 horas a actividades de ocio y vida social, y de 2½ a 3½ horas a actividades de cuidado del hogar y la familia.
Los datos de la Encuesta Europea Armonizada sobre el Uso del Tiempo (HETUS) muestran que existen patrones particulares en el uso del tiempo por parte de las mujeres y los hombres: las mujeres están, por término medio, más implicadas en las actividades domésticas y de cuidados que los hombres. Las mujeres se encargan más de la gestión de los alimentos, la limpieza, la plancha y la lavandería, mientras que los hombres se dedican más a la construcción y la jardinería. Aunque tanto los hombres como las mujeres participan en el cuidado de los niños, parece que las mujeres están relativamente más implicadas en el cuidado físico, la supervisión y el acompañamiento de sus hijos, mientras que los hombres parecen participar relativamente más en la enseñanza, el juego y la conversación con sus hijos.
Este artículo se centra en seguir explorando la dimensión de género en las actividades paralelas (secundarias) y el trabajo no remunerado como actividad principal. Actividades de ocio como escuchar la radio, ver la televisión o ir de visita en paralelo a otras actividades principales son comunes entre las personas y pueden contribuir a su equilibrio diario. Los datos muestran que las mujeres tienden a realizar más actividades domésticas y de cuidados como actividad secundaria que los hombres, lo que apunta a una perspectiva de género del fenómeno de la multitarea.