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Cuando el cerebro juega con las ideas
Qué parte del cerebro es responsable de la capacidad artística
Como ha descubierto la prensa popular, la gente tiene un gran apetito por la información sobre el funcionamiento del cerebro y el desarrollo de los procesos de pensamiento (Newsweek, 1996, 1997; Time, 1997a, b). Las historias sobre el neurodesarrollo de los bebés y los niños y el efecto de las experiencias tempranas en el aprendizaje despiertan un interés especial. Los campos de la neurociencia y la ciencia cognitiva están ayudando a satisfacer esta curiosidad fundamental sobre cómo piensan y aprenden las personas.
A la hora de considerar qué descubrimientos de la investigación cerebral son relevantes para el aprendizaje humano o, por extensión, para la educación, hay que tener cuidado de evitar la adopción de conceptos de moda que no han demostrado su valor en la práctica del aula. Entre ellos está el concepto de que los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro deben enseñarse por separado para maximizar la eficacia del aprendizaje. Otra es la noción de que el cerebro crece en “rachas” holísticas, dentro de las cuales o en torno a las cuales deben organizarse los objetivos educativos específicos: como se discute en este capítulo, hay pruebas significativas de que las regiones del cerebro se desarrollan de forma asincrónica, aunque las implicaciones educativas específicas de esto están por determinar. Otra idea errónea muy extendida es que las personas sólo utilizan el 20% de su cerebro -con cifras porcentuales diferentes en distintas encarnaciones- y que deberían ser capaces de utilizar más. Esta creencia parece haber surgido de los primeros descubrimientos neurocientíficos de que gran parte de la corteza cerebral está formada por “áreas silenciosas” que no se activan con la actividad sensorial o motora. Sin embargo, ahora se sabe que estas áreas silenciosas median en funciones cognitivas superiores que no están directamente acopladas a la actividad sensorial o motora.
Cómo se llama cuando engañas a tu mente para que crea algo
Tenemos una “bolsa de ideas” en nuestra cabeza, de donde sacamos nuestras ideas. Nuestro cerebro las reproduce en nuestra ‘Idea’s Play Station’. Luego nuestras ideas viajan al centro de nuestro cerebro y a veces, por la noche, nuestro ‘Reproductor de Ideas’ las toma y las convierte en sueños”. (Ava, 10 años)
Las personas más creativas e inspiradoras que conozco son mis hijas de 8 y 10 años, que viven constantemente en el mundo de la ‘Idea’s Play Station’ y pueden crear las cosas más increíbles y bien diseñadas a partir de una caja de cartón en poco tiempo.
Con el tiempo, muchos de nosotros perdemos la conexión con nuestras redes creativas. En su lugar, creamos complejidad añadiendo capas de procesos, procedimientos y sistemas, lo que da lugar a un aumento de los niveles de estrés, desconexión y desilusión. El resultado es un pensamiento poco o nada innovador o creativo.
Nuestra “estación de juego de las ideas” se desconecta. Nuestro mundo se convierte en blanco y negro y el miedo a correr riesgos o a probar algo nuevo nos lleva al agobio y a la distracción; nos sentimos cómodos permaneciendo desconectados.
Qué causa la creatividad en el cerebro
A la mayoría de nosotros nos gusta pensar que entendemos las causas subyacentes de nuestras acciones y creencias; que hacemos lo que hacemos porque cada acción consigue algún beneficio a corto plazo o nos acerca a un objetivo a largo plazo; que formamos nuestras creencias y opiniones sopesando cuidadosamente todas las pruebas de que disponemos. Pero esto no es más que una ilusión reconfortante.
Aunque, si se nos presiona, generalmente podemos dar explicaciones que nos parecen plausibles de nuestro comportamiento, solemos ser ajenos a las verdaderas causas psicológicas que están enterradas bajo la superficie. Y no me refiero al subconsciente freudiano, sino a procesos mentales básicos que -gracias a la psicología experimental moderna- están, hoy en día, bien documentados y comprendidos.
Supongamos que usted y un amigo han ido a ver la misma obra de teatro en noches diferentes. Usted ha pagado 100 dólares por su entrada, mientras que su amigo ha pagado sólo 50 dólares. ¿Quién cree que va a disfrutar más de la obra? La respuesta es: tú.
La explicación está en un fenómeno conocido como disonancia cognitiva. En un estudio típico, los participantes realizan alguna tarea tediosa, como girar clavijas en un tablero, y luego se les paga 1 o 20 dólares para que convenzan a un nuevo aspirante a participante de que la tarea es divertida e interesante. La idea es hacer que los participantes originales experimenten el estado de incomodidad que surge cuando nuestra situación, acciones o convicciones declaradas públicamente (por ejemplo, decir “la tarea es divertida”) contradicen nuestras creencias (“la tarea es aburrida”): disonancia cognitiva.
¿puede tu mente jugarle una mala pasada a tu cuerpo?
¿Qué hay en un cerebro? Foto de Gallery StockiEl cerebro vacíoSu cerebro no procesa información, no recupera conocimientos ni almacena recuerdos. En resumen: tu cerebro no es un ordenadorpor Robert Epstein + BIO¿Qué hay en un cerebro? Foto de Gallery StockPor mucho que lo intenten, los científicos del cerebro y los psicólogos cognitivos nunca encontrarán una copia de la Quinta Sinfonía de Beethoven en el cerebro, ni copias de palabras, imágenes, reglas gramaticales o cualquier otro tipo de estímulo ambiental. El cerebro humano no está realmente vacío, por supuesto. Pero no contiene la mayoría de las cosas que la gente cree que contiene, ni siquiera cosas tan simples como los “recuerdos”.
Nuestra chapucera concepción del cerebro tiene profundas raíces históricas, pero la invención de los ordenadores en la década de 1940 nos confundió especialmente. Desde hace más de medio siglo, psicólogos, lingüistas, neurocientíficos y otros expertos en el comportamiento humano afirman que el cerebro humano funciona como un ordenador.
Para ver lo vacuo de esta idea, consideremos el cerebro de los bebés. Gracias a la evolución, los neonatos humanos, al igual que los recién nacidos de todas las demás especies de mamíferos, llegan al mundo preparados para interactuar con él de forma eficaz. La visión de un bebé es borrosa, pero presta especial atención a las caras y es capaz de identificar rápidamente la de su madre. Prefiere el sonido de las voces a los sonidos no verbales, y puede distinguir un sonido básico del habla de otro. Sin duda, estamos hechos para establecer conexiones sociales.