Donde cayó el meteorito de los dinosaurios

¿qué tamaño tenía el meteorito que mató a los dinosaurios?

Los científicos aceptan desde hace tiempo que un asteroide que impactó contra la Tierra hace 66 millones de años contribuyó a la extinción de los dinosaurios, pero existen innumerables teorías sobre lo que ocurrió exactamente con nuestro planeta y sus habitantes prehistóricos tras el impacto. Algunas explicaciones de la desaparición de los dinosaurios culpan a las nubes de escombros y hollín que borraron el sol y enfriaron el planeta, mientras que otras dicen que fueron los gases nocivos de las erupciones volcánicas mundiales, o incluso una gran plaga.Según un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el enfriamiento global fue el culpable. Según la investigación, el impacto del asteroide Chicxulub, de más de 10 kilómetros de ancho, provocó incendios forestales que se extendieron a lo largo de cientos de kilómetros, desencadenó un tsunami de un kilómetro de altura y liberó miles de millones de toneladas de azufre en la atmósfera. Esa bruma gaseosa bloqueó el sol, enfriando la Tierra y condenando a los dinosaurios.

Para entender mejor lo que sucedió en ese fatídico día de la historia de nuestro planeta, los científicos que están detrás del nuevo estudio llevaron a cabo un examen en profundidad del cráter de impacto de Chicxulub, una hazaña difícil, dado que el cráter se extiende 12 millas en las profundidades del Golfo de México.Gulick y su colega Joanna Morgan recogieron muestras de rocas allí en 2016, de una parte del cráter en el que la roca y los escombros se depositaron justo después del impacto del asteroide. Gulick y Morgan pasaron los siguientes tres años analizando las muestras para reconstruir geológicamente una línea de tiempo de lo que ocurrió después del impacto.

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Dónde cayó el asteroide que mató a los dinosaurios

AUSTIN, Texas – Los investigadores creen haber cerrado el caso de lo que mató a los dinosaurios, vinculando definitivamente su extinción con un asteroide que chocó contra la Tierra hace 66 millones de años al encontrar una prueba clave: polvo de asteroide dentro del cráter de impacto.

La muerte por asteroide y no por una serie de erupciones volcánicas o alguna otra calamidad global ha sido la hipótesis principal desde la década de 1980, cuando los científicos encontraron polvo de asteroide en la capa geológica que marca la extinción de los dinosaurios. Este descubrimiento pintó una imagen apocalíptica de polvo del asteroide vaporizado y de rocas procedentes del impacto rodeando el planeta, bloqueando el sol y provocando una muerte masiva a través de un invierno global oscuro y sostenido, todo ello antes de derivar de vuelta a la Tierra para formar la capa enriquecida en material de asteroides que es visible hoy en día.

En la década de 1990, la conexión se reforzó con el descubrimiento de un cráter de impacto de Chicxulub de 125 millas de ancho bajo el Golfo de México que tiene la misma edad que la capa de roca. Según los investigadores, el nuevo estudio confirma el hallazgo de polvo de asteroide con una huella química coincidente dentro de ese cráter en el lugar geológico preciso que marca la época de la extinción.

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Cráter de chicxulub

El impactador de Chicxulub, como se le conoce, fue un asteroide o cometa que cayó en picado y dejó tras de sí un cráter frente a la costa de México que abarca 93 millas y tiene 12 millas de profundidad. Según los científicos, su devastador impacto puso fin al reino de los dinosaurios de forma abrupta y calamitosa, al provocar su repentina extinción masiva, junto con el fin de casi tres cuartas partes de las especies vegetales y animales que entonces vivían en la Tierra.

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Utilizando análisis estadísticos y simulaciones gravitacionales, Loeb y Siraj afirman que una fracción significativa de un tipo de cometa procedente de la nube de Oort, una esfera de desechos en el borde del sistema solar, fue desviada de su curso por el campo gravitacional de Júpiter durante su órbita y enviada cerca del sol, cuya fuerza de marea rompió trozos de la roca. Esto aumenta la tasa de cometas como Chicxulub, ya que estos fragmentos cruzan la órbita de la Tierra y chocan con el planeta una vez cada 250 a 730 millones de años aproximadamente.

“Cuando estos cometas rozan el sol, no es tanto la fusión, que es una fracción bastante pequeña en relación con la masa total, sino que el cometa está tan cerca del sol que la parte que está más cerca del sol siente una atracción gravitacional más fuerte que la parte que está más lejos del sol, lo que provoca una fuerza de marea”, dijo. “Se produce lo que se denomina un evento de disrupción de marea y así estos grandes cometas que se acercan mucho al sol se rompen en cometas más pequeños. Y básicamente, en su salida, hay una posibilidad estadística de que estos cometas más pequeños golpeen la Tierra”.

Chesapea… cráter de impacto de la bahía

La trayectoria del asteroide que se cree que mató a los dinosaurios hace 66 millones de años fue la adecuada para causar el máximo daño. Un nuevo estudio del cráter de Chicxulub, en México, donde impactó el asteroide, ha revelado que el ángulo y la velocidad del impacto estaban probablemente en el rango perfecto para enviar nubes de vapor asfixiante a los cielos.

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Cuando un asteroide choca con un planeta, el cráter resultante depende en gran medida del ángulo de impacto. Gareth Collins, del Imperial College de Londres (Reino Unido), y sus colegas compararon un conjunto de simulaciones con datos geológicos recogidos en el cráter de Chicxulub para reconstruir ese impacto.

“Ese impacto inicial abrió un enorme agujero en el suelo, que luego se derrumbó de forma espectacular y se formó un enorme rebasamiento, algo parecido a lo que ocurre cuando se lanza un guijarro al estanque”, explica Collins. En este “rebasamiento”, la parte central del agujero rebota para crear una meseta en el centro del cráter.Publicidad

Las simulaciones que mejor se ajustaban a las observaciones del cráter eran aquellas en las que el asteroide entraba relativamente rápido, a unos 20 kilómetros por segundo, y golpeaba el suelo con un ángulo de unos 60 grados respecto a la horizontal.