Miquel nació a las cinco y media de la tarde, una hora de paseíllo torero, y antes de tiempo. Salvo que su madre es la Ministra de Defensa el resto de su llegada al mundo fue tan normal como la de cualquier ciudadano; pese al mito de que la maternidad implica una cierta enfermedad o un grado de discapacidad en la gestante. ¿O es solo para acceder a los altos cargos? Las dudas que se suscitaron en los ambientes bienpensantes ante el nombramiento de una mujer embarazada para un cargo de tanta responsabilidad (siempre temerosos de que su abultado vientre le impidiera cumplir su función), no parecen sin embargo preocupar en el caso de una asistenta por horas. Concluido así que el embarazo y el parto no es una enfermedad, la madre de Miquel ha demostrado, hasta ahora, que el bebe no ha sido obstáculo para que conociera, in situ, la situación de las tropas en Afganistán o Líbano. O haya llevado a cabo la labor de despacho diaria sin mayor complicación.
A partir de ahora se tomara la baja de maternidad que marca la ley y el resto la asumirá su marido como hacen cientos, por no decir miles, de parejas trabajadoras en este país sin darle mayor importancia. El Ministro del Interior, Alfredo Perez Rubalcaba, asume el ministerio de Defensa mientras Carme Chacón disfrute su baja de maternidad de seis semanas. Es lo lógico ya que la Guardia Civil tiene la doble dependencia de ambos ministros y este cuerpo comparte con las Fuerzas Armadas misiones en países en conflicto. Resulta, sin embargo, sorprendente que en la pagina Web del Observatorio de las Fuerzas de Reserva Militar, una institución que se supone agrupa a los reservistas de todos los países aliados, se habla de la maternidad de la ministra en los siguientes términos: “mientras dure su indisposición” Es decir, incluso para los militares de la Alianza, Miquel no deja de ser una indisposición de la Ministra de Defensa. Queda por tanto mucho camino por recorrer para que ese mundo todavía atávico de la milicia, entienda la incorporación de la mujer a sus filas en todos los puestos de la cadena de mando; desde soldado raso hasta la cúpula del ministerio. Cuando Miquel sea mayor, lo extraordinario del nombramiento de su madre solo le hará esbozar una sonrisa y será el mejor síntoma de que la sociedad y las mujeres habrán salido de la penumbra.