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- Victimas del terrorismo en españa
- se revelan nuevos datos en los atentados terroristas de españa
- el terrorismo golpea a europa en los atentados de 2004 en los trenes de madrid
- víctimas del terrorismo: voces de mujeres de españa
- las necesidades conmemorativas y las víctimas del terrorismo
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Victimas del terrorismo en españa
se revelan nuevos datos en los atentados terroristas de españa
MADRID, 15 de noviembre de 2018 – El terrorismo es una amenaza transnacional que requiere una respuesta multilateral concertada a nivel mundial, regional y nacional, dijo el parlamentario griego Makis Voridis, Presidente del Comité Ad Hoc de la AP de la OSCE para la lucha contra el terrorismo (CCT), en una conferencia celebrada hoy en Madrid. Al mismo tiempo, el trágico coste humano del terrorismo debe seguir estando en primera línea de los debates sobre la elaboración de políticas, dijo.
Makis Voridis interviene en la sesión inaugural de la conferencia de Madrid, 15 de noviembre de 2018 “Nunca debemos olvidar las decenas de miles de personas que han resultado heridas, traumatizadas o han perdido la vida durante los atentados terroristas”, dijo Voridis. Destacó que el sacrificio extremo de las víctimas ha permitido a los países ser más resistentes contra la amenaza terrorista.
“Nuestra sociedad tiene una deuda con las víctimas del terrorismo y debemos hacer lo que sea necesario para hacerles justicia y dignidad por lo que han sufrido, incluso mediante una compensación adecuada”, dijo.
Voridis intervino en la sesión inaugural de la Conferencia sobre Víctimas del Terrorismo en el ámbito de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, organizada por el Senado español. La conferencia se celebra el jueves y el viernes en la capital española.
el terrorismo golpea a europa en los atentados de 2004 en los trenes de madrid
La visita inaugural recorrió las tres plantas del edificio que alberga el Centro que, a través de espacios con testimonios, documentación y materiales diversos, analiza las causas, el desarrollo y las consecuencias del terrorismo que ha sufrido España, desde ETA hasta el GRAPO, pasando por el yihadismo, el DRIL, el anarquismo, el FRAP y la llamada guerra sucia.
Este Centro cumple el mandato de la Ley de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo, aprobada por amplio consenso parlamentario en 2011. Esta ley preveía la creación de un Centro Nacional para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo con sede en el País Vasco, con el objetivo de “preservar y difundir los valores democráticos y éticos que encarnan las víctimas del terrorismo, construir la memoria colectiva de las víctimas y sensibilizar al conjunto de la población para la defensa de la libertad y los derechos humanos y contra el terrorismo”.
Constituida como fundación del sector público estatal, adscrita al Ministerio del Interior, el Centro cuenta con un órgano de gobierno en el que están representados el Gobierno de España, los gobiernos autonómicos, las Cortes Generales, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y las víctimas del terrorismo. El presidente de honor de la Fundación es el Rey Felipe VI y el Patronato, compuesto por 21 miembros, está presidido por el Presidente
víctimas del terrorismo: voces de mujeres de españa
En particular, los impactos identificados en esta sección no pretenden representar las experiencias específicas de todos los supervivientes de actos terroristas, sino que son descriptivos de una serie de respuestas que pueden experimentar los supervivientes. Las respuestas traumáticas difieren de un individuo a otro y pueden estar influidas por varios factores, como la edad y el género del superviviente, junto con las afiliaciones políticas, religiosas o culturales que tenga (Baker, 1992, p. 83; Spiric et al., 2010, pp. 411-412). Además, el contexto sociopolítico-cultural en el que se produce el trauma influirá en la forma en que los supervivientes interpretan y responden a sus experiencias (Aroche y Coello, 2004, p. 56). Estos factores se analizan con más detalle en el contexto de la interrelación entre el trauma individual y el social y se demuestran a través de un ejemplo de estudio de caso sobre el uso de la tortura.
Los efectos potenciales sobre las víctimas del terrorismo pueden ser devastadores y múltiples; pueden experimentarse en muchos niveles interrelacionados: individual, colectiva y socialmente. Desde una perspectiva victimológica, existen tres círculos de “victimización personal” que se determinan en función de su proximidad a la víctima directa: “la victimización primaria o de primer orden, experimentada por quienes sufren el daño directamente, ya sea una lesión, una pérdida o la muerte; la victimización secundaria o de segundo orden, experimentada por los familiares, parientes o amigos de las víctimas primarias; y la victimización terciaria o de tercer orden, experimentada por quienes observan la victimización, están expuestos a ella a través de la cobertura televisiva o radiofónica de la victimización, o ayudan y atienden a las víctimas” (Erez, 2006, p. 20). (Cursiva añadida).
las necesidades conmemorativas y las víctimas del terrorismo
España se vio notablemente afectada por una ola más amplia de terrorismo anarquista que se inició a finales del siglo XIX en Europa en relación con la noción de propaganda del hecho. Varios de los autores que actuaron en España, como Michele Angiolillo, Thioulouze, Tomás Ascheri o Girault, eran en realidad extranjeros. Algunos de los atentados terroristas de este periodo son la bomba del Liceo de 1893, la del Corpus Christi de 1896 o el magnicidio de Cánovas del Castillo en 1897[1] El asesinato frustrado en Madrid del rey Alfonso XIII en la calle Mayor durante su boda dejó 33 víctimas y muchos heridos[2] Barcelona se hizo tristemente célebre como terreno fértil para los atentados con bomba a principios del siglo XX. [3] Los atentados con bomba empezaron a desvanecerse dentro del anarquismo a finales de la primera década del siglo, dando lugar a nuevas formas de violencia política en un momento en que el anarcosindicalismo se disciplinaba y adquiría más rasgos de movimiento de masas a lo largo de la década,[4] apareciendo la práctica del pistolerismo en el conflicto entre patronal y sindicatos. Los magnicidios de principios del siglo XX vinculados al terrorismo anarcosindicalista, como el asesinato individual de dos presidentes del Gobierno (Canalejas en 1912 y Dato en 1921), así como del arzobispo de Zaragoza, Juan Soldevilla, en 1923, se produjeron en un momento de escalada de la violencia durante la decadencia del régimen de la Restauración[5].