La crisis climática afecta de lleno a la producción del olivar. Al menos, es lo que pone de manifiesto el nuevo estudio que han llevado a cabo investigadores de las universidades de Córdoba (UCO), Sevilla, el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) de Jaén y el Centro Tecnológico del Olivar y el Aceite (Citoliva), que han comprobado la incidencia de la crisis climática en la reducción de la cosecha de aceituna en Andalucía.
Entre otras de las consecuencias comprobadas se encuentran las del adelanto de la maduración de la aceituna tres semanas y también la reducción a la mitad de la pulpa de la oliva.
La Fundación Descubre ha explicado que tras simular las condiciones de un aumento de temperatura de cuatro grados en dos variedades de aceituna, los expertos han concluido que se produce una reducción de la cantidad de fruto, se adelanta la maduración y se reduce la pulpa, por lo que se obtiene menos aceite.
Se trata del primer estudio que analiza en campo los cambios en cada etapa del desarrollo del olivo relacionados con las variaciones de temperatura y la investigación se desarrolló en árboles ubicados en el Campus de Rabanales de la UCO entre 2015 y 2017.
La investigadora de la UCO María Benlloch-González ha detallado que se ha generado el “gradiente máximo de temperatura que se espera en la cuenca mediterránea mediante la utilización de cámaras de aire a cielo abierto”. Los resultados evidenciaron la influencia del aumento de temperatura en el cultivo en varios aspectos, ya que la floración se adelanta y, por tanto, el inicio del periodo de maduración, mientras que el tiempo que transcurre hasta que está maduro es mayor.
Los investigadores apuntan que, aunque se han producido variaciones en las condiciones dependiendo del año agrícola, se obtienen pautas comunes, de tal forma que, como promedio, existe un adelanto de entre dos y tres semanas de la maduración, y una prolongación de unos diez días del proceso.
Una consecuencia observada por los expertos relaciona la parte comestible de la oliva, ya que el tamaño del hueso de la aceituna “no varía, pero sí el de la pulpa” y la proporción entre uno y otra baja una media de diez puntos, en torno del 50 al 40%para las tres cosechas.
Crecimiento más rápido
Otra de las apreciaciones apunta a que los olivos crecen más cuando la temperatura media es cuatro grados más cálida, una conclusión a la que se llegó tras medir el diámetro del tronco, que resultó un 10% superior, mientras que los restos de poda aumentaron prácticamente el doble, con una media de diez kilos por árbol frente a los cinco de los olivos a temperatura ambiente.
La investigación continuará para resolver por qué la respuesta es diferente en las aceitunas picual y arbequina el cambio de temperatura, o en cuanto a la proporción de fruto que se cae.
También se producen cambios en la pigmentación de la piel, ya que las olivas a mayor temperatura ambiente no adquieren de forma tan intensa el color de maduración, más oscuro, por lo que el agricultor no cuenta con la principal pista para iniciar la cosecha.
En el futuro el grupo de investigación abordará las variedades hojiblanca y manzanilla, muy abundantes en el olivar andaluz, y también se estudiará “el factor agua”, es decir, si la disponibilidad de agua en el suelo “mejoraría los efectos negativos causados por el aumento térmico”, ha concluido la investigadora.
FUENTE: EL DÍA DE CÓRDOBA