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El gato de schrödinger explicacion sencilla
Chiste del gato de schrodinger
Un gato, con un contador Geiger, y un poco de veneno en una caja sellada. La mecánica cuántica dice que, después de un tiempo, el gato está vivo y muerto a la vez. Una persona que mire dentro de la caja encontrará al gato vivo o muerto, sin embargo se supone que está tanto vivo como muerto antes de mirar dentro de la caja.
Incluso se pueden montar casos bastante ridículos. Se encierra un gato en una cámara de acero, junto con el siguiente dispositivo (que debe estar asegurado contra la interferencia directa del gato): en un contador Geiger, hay un pedacito de sustancia radiactiva, tan pequeño, que tal vez en el transcurso de una hora sólo decaiga uno de los átomos, pero también, con igual probabilidad, tal vez ninguno; si esto sucede, el tubo del contador se descarga y a través de un relé libera un martillo que hace añicos un pequeño frasco de ácido cianhídrico. Si se deja todo este sistema a su aire durante una hora, se diría que el gato sigue vivo si mientras tanto ningún átomo se ha descompuesto. La función psi de todo el sistema lo expresaría teniendo en él al gato vivo y al muerto (perdón por la expresión) mezclados o untados a partes iguales.
Resumen del gato de schrödinger
Si se establece un sistema cuántico cuyo resultado determina algo macroscópico, como la… [+] vida o muerte de un gato en una caja, podrías intuir que esto significa que, hasta que abres la caja, el gato está en una superposición de estados vivos y muertos. La historia real es mucho, mucho más rica que eso.
Los electrones tienen propiedades ondulatorias además de las de las partículas, y pueden utilizarse para construir… [imágenes o sondear el tamaño de las partículas tan bien como la luz. Aquí se pueden ver los resultados de un experimento en el que se disparan electrones (o, con resultados equivalentes, fotones) de uno en uno a través de una doble rendija. Una vez que se disparan suficientes electrones, se puede ver claramente el patrón de interferencia.
Pero si luego se reconoce que “la luz está hecha de fotones, y cada fotón individual debe pasar por una rendija o por la otra”, se empieza a ver la rareza en juego. Incluso enviando fotones a través de uno a la vez se obtiene el patrón de interferencia. Y entonces se tiene la brillante idea de medir por qué rendija pasa cada fotón. Tan pronto como lo haces -y tienes éxito, por cierto- el patrón de interferencia desaparece.
La teoría de schrödinger
Wigner agudizó la paradoja imaginando a un amigo suyo (humano) encerrado en un laboratorio, midiendo un sistema cuántico. Argumentó que era absurdo decir que su amigo existe en una superposición de haber visto y no haber visto una descomposición, a menos y hasta que Wigner abra la puerta del laboratorio. “El experimento mental del ‘amigo de Wigner’ muestra que las cosas pueden volverse muy extrañas si el observador también es observado”, dice Nora Tischler, física cuántica de la Universidad Griffith de Brisbane (Australia).
Ahora Tischler y sus colegas han llevado a cabo una versión de la prueba del amigo de Wigner. Combinando el clásico experimento mental con otro fenómeno cuántico llamado entrelazamiento -que vincula partículas a través de grandes distancias-, han obtenido un nuevo teorema que, según afirman, impone las mayores restricciones hasta la fecha a la naturaleza fundamental de la realidad. Su estudio, publicado en Nature Physics el 17 de agosto, tiene implicaciones para el papel que puede desempeñar la conciencia en la física cuántica, e incluso para determinar si la teoría cuántica debe ser sustituida.
La analogía del gato de schrödinger
Un gato, con un contador Geiger, y un poco de veneno en una caja sellada. La mecánica cuántica dice que, después de un tiempo, el gato está vivo y muerto a la vez. Una persona que mire dentro de la caja encontrará al gato vivo o muerto, sin embargo se supone que está tanto vivo como muerto antes de mirar dentro de la caja.
Incluso se pueden montar casos bastante ridículos. Se encierra un gato en una cámara de acero, junto con el siguiente dispositivo (que debe estar asegurado contra la interferencia directa del gato): en un contador Geiger, hay un pedacito de sustancia radiactiva, tan pequeño, que tal vez en el transcurso de una hora sólo decaiga uno de los átomos, pero también, con igual probabilidad, tal vez ninguno; si esto sucede, el tubo del contador se descarga y a través de un relé libera un martillo que hace añicos un pequeño frasco de ácido cianhídrico. Si se deja todo este sistema a su aire durante una hora, se diría que el gato sigue vivo si mientras tanto ningún átomo se ha descompuesto. La función psi de todo el sistema lo expresaría teniendo en él al gato vivo y al muerto (perdón por la expresión) mezclados o untados a partes iguales.