Groden-Ecologistas en Acción de Baena ha colaborado con GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su hábitat) en la instalación de 50 cajas-nido de madera y posaderos para mochuelos, lechuzas y cernícalos vulgares en la finca Vadojaén, ubicada en el término de la pedanía baenense de Albendín, con el objetivo de recuperar la biodiversidad de la zona.
Se trata de la primera fase de una ambiciosa iniciativa privada que se va a desarrollar en los próximos meses y que nace de un acuerdo de colaboración entre el propietario de la finca Vadojaén, Tomás Heredia, y GREFA, con la colaboración del grupo de ecologistas de Baena. “Con ella se pretende, desarrollando una agricultura sostenible, recuperar la rica biodiversidad de la zona y contribuir al equilibrio ecológico en el que las rapaces juegan un papel muy importante en el control natural de plagas, ya sea de insectos o de roedores, sin necesidad de utilizar productos químicos” como así ha destacado a Televisión Baena, Ernesto Álvarez, miembro de GREFA.
“Cuando se rompen las estructuras piramidales del medio natural estamos repercutiendo en la lucha biológica ante determinadas plagas y entonces estamos condenados al uso de productos químicos para controlar estos ciclos” ha explicado Álvarez, que ha destacado que este tipo de iniciativas son “vitales para el presente y el futuro del medio natural, ya que no se deberían de concebir las explotaciones agrícolas sin tener en cuenta la biodiversidad de la zona” insistiendo en que el desarrollo de una agricultura sostenible es “completamente compatible con el rendimiento de la explotación agrícola”.
Por su parte, Tomás Heredia, un agricultor comprometido con la conservación del medio ambiente, ha indicado que “lo que queremos es que el campo sea lo que ha sido siempre, que mantenga su cubierta vegetal, su agricultura ecológica y toda la biodiversidad que ello conlleva, que forma parte de una cadena alimenticia que hace que el olivar sea sostenible y de gran riqueza ecológica”.
Heredia ha lamentado que “el campo se ha degradado mucho en los últimos 20 años por la utilización excesiva de productos químicos”, por lo que “todos tenemos que tener conciencia de que es un medio natural que hay que cuidar y si somos capaces de reintroducir las especies amenazadas y de cuidar la biodiversidad del olivar, todos saldremos beneficiados porque vamos a conseguir un ecosistema más sostenible”.
De las 50 cajas-nido de madera que se han instalado en esta primera fase, 20 son para mochuelos, otras 20 para lechuzas y 10 para cernícalos vulgares, aunque está previsto ampliarlas a otras especies de rapaces autóctonas como el águila perdicera.