Mejorar la comercialización de los vinos en los mercados nacionales e internacionales. Promover el consumo moderado entre los jóvenes mayores de edad. Pero, sobre todo, defender el patrimonio vitícola del que depende uno de los sectores económicos más emblemáticos de la provincia. Esos son los principales deseos que comparten los representantes de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles para el nuevo año 2020 tras decir adiós al 2019, en el que las ventas de vino cayeron en torno a un 7% y en el que la pérdida de terreno cultivado de vid ha activado todas las alarmas.
La comarca vitivinícola cordobesa cuenta desde hace años con menos de 5.000 hectáreas de vid repartidas entre los 17 municipios que forman parte del Consejo Regulador, una cifra muy alejada de las cerca de 23.000 hectáreas que se computaban a primeros de la pasada década de los ochenta o de las 17.000 que se contabilizaban en el marco vitivinícola cordobés al inicio de los noventa.
Por ello, desde el sector se insiste en la necesidad de “garantizar la sostenibilidad desde todos sus ámbitos: tanto para el viticultor, como para las bodegas y las cooperativas” y, de este modo, garantizar el futuro de un cultivo que emplea a cerca de 2.000 viticultores inscritos y que confiere personalidad a toda una comarca.
”Nuestra DOP espera que, en 2020, se consoliden los proyectos en marcha, en especial, mejorar la comercialización, tanto en el mercado nacional como internacional y, en segundo lugar, que continúe la percepción positiva de los consumidores respecto a los vinos generosos”, reconoció el presidente del Consejo Regulador de la DOP Montilla-Moriles, Javier Martín, quien defendió la necesidad de poner “freno al arranque de vides y que se propicien nuevas plantaciones”.
FUENTE: BAENA DIGITAL